Que el régimen se haya retirado de las conversaciones en México es mala señal para ellos y para lo que los venezolanos, y la comunidad internacional – a favor o contra el régimen-, piensen de él. Ni el comerciante colombiano preso en Estados Unidos, ni otros posibles extraditados valen tanto. La presencia en México, con resultados a corto, mediano o más posiblemente largo, es una señal clara de voluntad de hacer ajustes de parte y parte. A estas alturas del partido, el régimen necesita tanto como la oposición demostrar que tiene una posición favorable al país.
Las negociaciones de Estado no son nunca fáciles ni rápidas, lo que cuenta realmente es el objetivo, para qué se discute, qué se negocia. Es posible estar de acuerdo o en desacuerdo con uno o varios temas, pero no es posible estar de acuerdo en no acordar nada. Levantarse de la mesa de negociaciones lanza un mensaje de derrota, de no tengo nada que negociar, no voy a transigir en nada. Quien no conversa ni negocia, ya perdió.
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